miércoles, 2 de febrero de 2011

Resumen de la colección "Asi son las cosas" de Oscar Yanes

Este resumen, que presentaré por partes, es un homenaje en señal de gratitud por los buenos momentos que nos ha brindado nuestro querido periodista y escritor: Oscar Yanes.
Además de proporcionarnos gratos momentos en sus incursiones en el ámbito humorístico, ha recibido varios premios por su labor literaria, como son: 
                                                                                                 
Premio Nacional de Periodismo, en tres ocasiones.
Primer Premio de la Asociación de Escritores de Venezuela en el concurso de Biografías de los venezolanos famosos, por su obra titulada "Carlos J. Bello, el sabio olvidado".
Premio “Silver Book” en 1992 otorgado por Editorial Planeta, para el libro de mayor circulación del año.
Pero sin duda, en el aspecto donde más se ha destacado y ha sido pionero, es el periodismo televisivo. Ha dirigido y protagonizado programas famosos como “La silla caliente” y “Así son las cosas”, en los que nos ha revelado interesantes, curiosos y desconcertantes hechos de la historia de Venezuela.
A continuación presento un resumen de algunos relatos de su programa “Así son las cosas”, dedicado a las personas que leen bastante pero sólo si desde la pantalla de sus ordenadores, es decir que no se leen un libro.

Dedicatoria que hizo a uno de mis libros:
                                                     
                                                                                                                                                         
Algunos temas del Libro IV.



¿Por qué los llaman Cachudos?                                
                  
En épocas remotas, los reyes de Inglaterra solían practicar la cacería como deporte para reforzar su imagen varonil de fuerza, poder y valentía. Generalmente se hospedaban en los castillos de otros nobles. Cuando el Rey llegaba a alguna de esas fortalezas, en la gran puerta de la misma se colocaba la cabeza disecada de un reno con unos cachos bien grandes para que todos los cortesanos estuviesen plenamente enterados de que el Rey pasaría la noche allí. Algunos reyes eran “pillos” (es decir, unos “pájaros bravos”) y   algunas esposas de los nobles anfitriones eran más complacientes que nobles y se comportaban como “casados”. Es decir, que cometían adulterio pero como, entre cielo y tierra no hay nada oculto, se generalizó el comentario de que al ver un castillo con cachos en la puerta significaba que al propietario le “estaban poniendo cachos en su propia casa”. Desde esa época viene la historia de los cachos.

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