viernes, 28 de enero de 2011



Misión San Gabriel Alta California 1790.

Alejandro de la Vega, descendiente del Cid Campeador, era capitán. Llevaba el espíritu guerrero en la sangre de este luchador contra los moros durante el mandato de los Reyes Católicos. Además, De La Vega fue un reconocido soldado veterano de las guerras de Italia. 
El padre Mendoza dirigía el trabajo de los indios en los campos de cereales, verduras, en las viñas, sistema de irrigación, caballerizas, corrales. Hacían fina cestería, artículos de cuero.
Los soldados españoles abusaban de los indios y algunos misioneros eran muy severos en las tribus. Entonces el padre Mendoza dirigió una insurrección con el apoyo militar de De La Vega. A los insurrectos los motivaba el hecho de que un héroe indio había sido poseído por el espíritu de un lobo gris que tenía la misión de echar a los españoles de las tierras de sus antepasados donde siempre han podido cazar sin permiso.
El jefe indio de la revuelta resultó ser una bella mujer de 20 años, Toypurnia, que significa “Hija de lobo”, hija de una chamán y  curandera  llamada Lechuza Blanca y un marinero desertor de un barco español que vivió entre los indios hasta su muerte por neumonía.
Al tomar control de la revuelta el gobernador iba a dar la orden de ejecutarla pero su esposa, Eulalia de Callis,  dijo que no podían hacerlo por tener sangre española y que ella la convertiría en una dama. La sacaron de la misión y la llevaron a Monterrey donde se enamoró de Alejandro de la Vega que era 10 años mayor. Tres años después Toypurnia se convirtió en Regina y se casó con Alejandro de la Vega, quien renunció al ejército, el gobernador les regaló una hacienda espectacular.  Un año después De la Vega fue nombrado alcalde de Monterrey, reina de los Ángeles.
La pareja De la Vega instaló varias familias de indios y vaqueros mestizos en su casa, creó una pequeña fábrica de jabón y ahumó carne aliñada con chile.
En 1795 nació Diego de la Vega en el mismo mes de mayo la sirvienta Ana tuvo un hijo sin padre conocido que llamó Bernardo. Fueron educados en ambos mundos. Aprendieron las habilidades de la caza y pesca, esgrima, látigo, lazo, rodeo y las cinco virtudes esenciales de la tribu (Okahué) que son: dar de comer al hambriento, impartir justicia, vestir al desnudo, proteger a viudas y huérfanos, hospedar al extranjero y no derramar la sangre de inocentes.
García, hijo de un soldado español y la dueña de la taberna tuvieron un hijo que desde su adolescencia se reclutó al ejército. Diego pudo ir a la escuela por ser hijo de un hacendado sin embargo Diego, Bernardo y García solían jugar juntos. Un día atraparon un oso, le pusieron un sombrero pegado con brea y todo el pueblo se enteró de la hazaña y así otros niños dejaron de burlarse de García por ser  gordo.
Cuando los niños tenían casi 10 años una panda de piratas asaltó la hacienda de los De la Vega. Ana escondió a Bernardo en una cesta de ropa para que no le hicieran daño pero lamentablemente desde allí presenció la violación y el brutal asesinato de su madre. Desde entonces quedó mudo. A Regina le acuchillaron. Los piratas intentaron incendiar la casa. A Diego le rompieron, de una patada, varias costillas. El padre Mendoza les socorrió ya que Alejandro estaba en Méjico, para ese entonces, comprando muebles y otros enseres para la casa.
Lechuza Blanca enseñó a Bernardo el lenguaje de símbolos y a tocar la flauta que le servía para comunicarse. Regina mantenía a los niños en estrecho contacto con la tribu donde aprendieron los rituales especiales como el de iniciación a su condición de hombres y los puso en contacto con el Gran Espíritu para que les indicara sus destinos. Por otra parte Diego tomaba clases de esgrima y le transmitía esos conocimientos a Bernardo.
Durante el ritual de la adolescencia Bernardo conoció en los bosques a un potrillo solitario que llamó Tornado.  Diego estaba muy débil y Bernardo vio un zorro en actitud de búsqueda, Bernardo lo siguió y encontró a Diego mordido por una serpiente. Lechuza Blanca lo curó con hierbas. Como el zorro lo salvó ese era su animal totémico, su guía espiritual y por lo tanto debe cultivar su habilidad, astucia e inteligencia. Debe descubrir lo que oculta la oscuridad, disimular, esconderse de día y actuar de noche.
Con la llegada de los ejércitos de Napoleón Bonaparte la situación política en España era inestable. Alejandro pensó enviar a Diego a estudiar a Méjico pero Regina se negó. Diego se instruyó en el manejo de la hacienda, aprendió contabilidad para la administrar la fábrica de jabón y el negocio de la carne ahumada. Sustituyó la soda cáustica y le añadió crema de leche a los jabones y resultó un éxito.
Bernardo informó a Diego de los desplazamientos indígenas que realizaba Juan Alcázar, cuyo hijo Carlos era contemporáneo con Diego y Bernardo. Observaron las acciones de Alcázar incendiando chozas y al tratar de impedir tales acciones fueron apartados a latigazos. Azotaron a los indios y ahorcaron al jefe de la tribu. Secuestraron a los adultos para ponerlos a trabajar atados como animales. A las mujeres, ancianos y niños los dejaron desamparados.  Las autoridades sólo protegían a los colonos.  Alejandro fue a quejarse al cuartel, habló con Juan Alcázar, escribió un informe al gobernador y envió denuncia a España, ofreció ayuda a los familiares de las víctimas, todo esto presionado por Diego. Sus gestiones ante las autoridades, tal como Alejandro sospechaba, fueron inútiles.
Para celebrar los 15 años de Diego se hizo una gran fiesta. Su madre organizó el festejo pero como Bernardo no podía compartir la mesa por ser indio, se fue a la aldea para ver a la chica que le gustaba, Rayo de la Noche.
Como Diego iría a estudiar en España los De la Vega hicieron una fiesta de despedida en la cual Regina lució como toda una duquesa con traje de terciopelo azul y mantilla de encajes de Bruselas. La celebración de Bernardo fue en la intimidad con su amada Rayo de la Noche. Todas las familias notables acudieron a la despedida. Entre las chicas jóvenes estaba Lolita Pulido, sobrina de Juan Alcázar, que desde hacía un año le enviaba recados de amor a Diego.
El cuento del oso ya era conocido hasta en Rusia con algunos añadidos irreales. Se creía que eran dos osos blancos que Diego, a sus 8 años de edad, atrapó vivos, sin ayuda y los vistió con ropa de mujer. El oso real era oscuro ya que en California no hay osos blancos. Así como Diego ya era un héroe notable Carlos y su banda ya eran unos matones reconocidos.
Como recuerdo Diego se llevó a España un frasco de adormidera que le regaló su abuela Lechuza Blanca y Bernardo se llevó un mechón del cabello de Rayo de la Noche.
Diego y Bernardo se hospedaron en casa de un ex compañero de Alejandro durante la guerra en Italia, Tomás de Romeu con el que había mantenido contacto por más de 20 años.
Tomás de Romeu se había casado con una heredera catalana que murió al dar a luz.  Se le consideraba uno de los pocos “afrancesados” en Barcelona,  partidario de José Bonaparte y contrario a instituciones medievales como la inquisición, los excesivos  privilegios de nobles y militares.  Tomás estaba de acuerdo con la invasión que Bonaparte realizó en España en 1808 cuando, con 150.000 hombres obligó al rey a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte. Compartía sus ideas liberales que intentaban acabar con el feudalismo y la opresión religiosa.

Barcelona 1810-1812

Diego fue a estudiar en Barcelona en el colegio de humanidades que era de las mejores instituciones en su época ya que a pesar de su cuarta parte india se le consideraba un hidalgo.  También aprendió catalán y asistió a la academia de Manuel Escalante, reconocido instructor de esgrima.
Durante el largo viaje en barco Diego y Bernardo aprendieron perfectamente a jugar cartas, ajedrez, hacer trucos de magia, acrobacias, dirigir el barco y también tuvieron oportunidad de hacer abundantes lecturas. Además, Diego aprendió a contar historias de miedo. También vivieron aventuras como cuando Bernardo se fue por la borda y Diego lo rescató. 
A pocos minutos de llegar a casa de Tomás ya Diego se había enamorado perdidamente de Juliana, la hija mayor de la familia Romeo, que tenía 14 años. La hija menor, Isabel, tenía 11 años y era menos agraciada pero muy astuta y se interesó por Diego. Desde el primer encuentro Tomás dio a conocer su admiración hacia José Bonaparte a quien consideraba ilustrado y sincero porque hablaba español y asistía a corridas de toros.  Dijo que Carlos IV (cuyo trono fue usurpado por José Bonaparte) demostró ser indigno descendiente de notables, que la reina era frívola y el heredero Fernando VII era un inepto en quien ni sus padres confiaban. Afirmó que éstos no merecen reinar y que, en cambio, los franceses eran modernos y con ellos España saldría del atraso. Consideraba invencible al ejército francés mientras Diego argumentaba que el español había hecho resistencia por dos años a la ocupación francesa.
Tomás de Romeu no era ni tan noble ni tan rico como quería aparentar. Su fortuna era la herencia de su fallecida esposa, que fue hija de unos burgueses de la industria de la seda pero él no supo cultivar el negocio sino gastar el dinero.
Entre los numerosos pretendientes de Juliana estaba Rafael Moncada, noble de considerable fortuna, sobrino de Eulalia de Callis quien había acogido a Regina. Moncada era muy insistente y mentiroso. Un día Diego y Bernardo lo sorprendieron haciendo creer a Juliana que le cantaba una serenata pero en realidad era otro hombre oculto detrás de un muro quien cantaba.
Uno de los asiduos visitantes de Tomás era el encargado de los asuntos de Napoleón, el caballero Roland Duchamp, conocido como el Chevalier. Era muy influyente y tenía espías para conocer los planes de sus enemigos, era embajador pero le rendían cuentas incluso los altos mandos del ejército. Tomás creía muy culto al Chevalier como para cometer las barbaridades de los militares también consideraba a Napoleón en la misma valía que Alejandro Magno. La hija de Chevalier se enamoró de Diego pero como no le gustaba trató de parecer afeminado ante ella y su padre. La joven le regaló un pañuelo a Diego él lo botó pero Bernardo lo recogió.
Diego visitaba de vez en cuando a Eulalia con quien compartía el deseo de alejar a Moncada de Juliana, ella quería para su sobrino a la hija del duque de Medina. Eulalia se encargaba del negocio del chocolate y era partidaria del regreso de Fernando VII al trono y aborrecía las reformas liberales.
Un día Bernardo descubrió a Moncada haciendo trampa en los naipes contra Orloff entonces el tramposo, al sentirse descubierto, golpeó salvajemente a su delator y Diego, con apenas 17 años, salió en defensa de su casi hermano, pidió un duelo a espadas pero Moncada, sabiendo las habilidades de Diego en esgrima, argumentó un fuerte dolor en un tobillo por lo que el duelo fue a tiros. Diego resultó herido en un brazo y le perdonó la vida a Moncada.  Esa noche asaltaron a Orloff y Bernardo se enteró de que Pelayo, un sirviente de Moncada, era el implicado.
Diego se reclutó en un grupo con disciplina militar  llamado “la justicia” al cual pertenecía Manuel Escalante. Los principios del grupo eran los mismos de la Okahué. Desde entonces Bernardo y Diego practicaron con más frecuencia actos de rescate y defensa de los desvalidos. Bernardo había rescatado de una agresión a una gitana, que trabajaba en un circo, llamada Amalia y resultó ser familia de Pelayo.  En otra ocasión los soldados de Chevalier atraparon a Amalia junto a otros inocentes, la encerraron en una mazmorra y los rescataron, haciendo creer a Chevalier que tenían cautiva a su hija, le mostraron, como evidencia, el pañuelo de ella que Bernardo había recogido de la basura. 
Amalia confirmó que Moncada había mandado a asaltar a Orloff pero el muy bandido sospechó que Pelayo le había dejado al descubierto y atacó al circo pero Diego y Bernardo, que ocasionalmente hacían actos de acrobacia, impidieron que Moncada llevara a cabo su injustificada venganza.

Barcelona 1812-1814

Diego tuvo un amorío con Amalia pero sólo en el aspecto carnal pues seguía enamorado de Juliana.
En Marzo 1812 los españoles aprobaron en Cádiz una constitución basada en los principios liberales de la revolución francesa. A finales de 1812 el ejército de 200.000 hombres de Napoleón Bonaparte fue derrotado en Rusia. La estrategia de los rusos era dejarles en ruinas el territorio conquistado y ocultar francotiradores entre los escombros. Napoleón quedó aislado luego el friísimo invierno unido al hambre se encargaron del resto. Sólo regresaron a Francia 10.000 hombres.
Moncada simuló el rescate a las hijas de Romeu de un asaltó planificado por él mismo pero Isabel, Diego y Bernardo se dieron cuenta de la farsa. Habían formado un trío justiciero pero Bernardo recibió una carta del padre Mendoza donde le informó que Rayo de Luna ha tenido un hijo suyo y que no lo bautizaría hasta que el padre de la criatura se presentase en California.
En 1814 Napoleón estaba completamente debilitado, las tropas francesas abandonaron España. Chevalier aconsejó a Tomás Romeu que se fuese al extranjero por el inminente regreso, en marzo de ese año, de Fernando VII a España pero Romeu no se marchó. El monarca, una vez repuesto, terminó con la guerrilla que tenía ya 6 años y gobernó con la constitución liberal de 1812. Siguió siendo un príncipe de pocas luces, pusilánime, mezquino, desconfiado y rodeado de aduladores.
Poco después Chevalier volvió a Francia con su hija pero fueron interceptados por guerrilleros que hirieron a Agnes en la cara quien se dedicó a la escritura con un pseudónimo masculino.  Un mes más tarde Bonaparte fue obligado a abdicar al trono de Francia,  fue deportado a la Isla de Elba, sin embargo le permitieron conservar el título de emperador. A la sublevación de España se sumó Prusia, Austria y Gran Bretaña. Al día siguiente Napoleón intentó suicidarse, en España el regocijo se torno al poco tiempo en violencia. Como el rey estaba aislado por el clero católico, las fuerzas más conservadoras de la nobleza, el ejército y la administración pública revocaron la constitución de 1812 y las reformas liberales haciendo retroceder al país en pocos meses a la época feudal. Se restauró la inquisición, más radical que antes, los privilegios de la nobleza, el clero y los militares se extremaron y la educación fue censurada. Se desencadenó una persecución despiadada de disidentes y opositores, de liberales, afrancesados y antiguos colaboradores del gobierno de José Bonaparte. Regentes, ministros y diputados fueron detenidos, 12.000 familias tuvieron que buscar refugio en el extranjero.
Eulalia de Callis ofreció ayuda a los hambrientos sin importar el bando al que pertenecían y envió familias de refugiados a Francia. Su sobrino entró al cuerpo de oficiales del ejército monárquico, católico y tradicional.
Tomás Romeu se fue entonces a un caserío que data del año 1500 en Lérida.  Diego no fue con él para colaborar con “la justicia” enviando refugiados a Francia o Inglaterra, que había combatido a Bonaparte. Se dedicó tanto que dejó el colegio de humanidades.
Moncada intentó tomar por la fuerza a Juliana y Diego la defendió. Tomás Romeu fue secuestrado y llevado a la Ciudadela. Juliana ofreció casarse con Moncada a cambio de la libertad de su padre pero en lugar de favorecerlo trató de ejecutarlo y luego se supo que había sido él quien lo denunció para que las hijas quedasen desamparadas y bajo su control. Diego pidió ayuda a Eulalia quien sólo ofreció comprar las propiedades de Romeu y facilitarles la partida a sus hijas.  Cuando Juliana reclamó a Moncada por haber denunciado a su padre éste la atacó, Diego intervino con su espada y fue Isabel, quien impidió con gran destreza que la espada de Moncada atravesara a Diego. Dejaron encerrado al atacante en la biblioteca de la casa de los Romeu con algunos alimentos y una salida secreta.

Viaje de las hijas de Romeu a California. Finales de 1814 y comienzo de 1815

Antes de partir dejaron al sirviente de Moncada la misión de entregar dos días más tarde a Eulalia las llaves y las instrucciones para sacar a su sobrino de la biblioteca, en caso de que no lo averiguase por su parte. Diego, las niñas Romeu y la cuidadora de ambas, Nuria partieron a América por el puerto Atlántico de la Coruña, ocultos bajo túnicas de peregrinos, hicieron pasar a las niñas como varones desfiguradas por la peste. Pidieron hospedaje en una cabaña y resultaron ser unos ladrones sanguinarios que intentaron abusar de las niñas. Diego las defendió y lograron huir con los caballos de los bandidos. Luego se encontraron con los gitanos Amalia y Pelayo que les ayudaron a pesar de sus creencias. Los gitanos durante muchos años fueron perseguidos por los franceses y por lo tanto eran muy  desconfiados creían en la mala suerte, que las mujeres son impuras de la cintura para abajo, las consideraban inferiores por lo tanto no pueden pasar por delante de los hombres no tocarlos porque los contaminaban, creían que siempre estaban rodeadas de espíritus que había que apaciguar con hechizos, que los muertos estaban enojados por su condición y querían vengarse. Después de pasar una temporada con ellos lograron contactar con el capitán del barco que los llevó a Barcelona para que les permitiese viajar a América en su barco “Madre de Dios”. Atravesaron por una terrible tormenta y cuando ya parecía que alcanzaron la calma, un barco pirata los secuestró.
El corsario capitán de los piratas, Jean Laffite,  se enamoró de Juliana  y, lo peor, ella también se enamoró de él. Era casado pero su esposa estaba muy enferma, vivía con el hijo pequeño de ambos y la madre de Jean. Fue ella quien hizo todo lo posible por unir a Juliana con Jean para que ella se encargase de su nieto en cuanto muriese su hija. Diego perdía lenta y  dolorosamente las esperanzas de conquistar a Juliana.
Después del ataque de los piratas el “Madre de Dios” quedó inservible, entonces sacaron todo lo que se pudo antes de que se hundiese. Diego ofreció rescate por las mujeres pero debía esperar a que su padre le enviase el dinero. Jean y su hermano Pierre eran los corsarios más temidos de aquellos años; en tierra firme eran hombres de negocio, que vendiendo todo lo robado, obtuvieron muchas tierras en Grande Isle, Luisiana. Jean había estado preso varios meses. El gobierno de Nueva Orleáns harto del contrabando, los secuestros, tráficos de esclavos y actividades ilegales de los Laffite puso precio de 500 $ a sus cabezas. Mientras que Jean puso precio de 1500$ por la cabeza del gobernador.
Nueva Orleans era uno de los principales puertos americanos por donde salía tabaco, tinta, azúcar y entraba de todo. Reina la ilegalidad, alcohol, burdeles, juego, allí la vida comienzaba al ponerse el sol.  Diego ganó dinero en un casino para pagar el rescate que debía a los piratas. Aunque las niñas habían tragado sus prendas y las recuperaron de sus heces no utilizaron ese dinero para comprar su libertad sino la de los esclavos de Laffite. Jean sólo les cobró una parte del dinero que Diego y las niñas tenían gracias a su interés por Juliana.  Al cabo de un tiempo murió la esposa de Jean y se casó con Juliana. Esto destrozó el corazón de Diego.

Primavera de 1815

Diego, Isabel y Nuria se embarcaron en una goleta en el puerto de Nueva Orleans con destino a California. Al llegar Bernardo los aguardaba con varios caballos desde hacía una semana gracias al mensaje telepático que recibió de su “hermano” Diego. Bernardo les indicó que fuesen a la misión de San Gabriel. Los campos del padre Mendoza estaban llenos de maleza, los techos con pocas tejas, todo lucía bastante abandonado.
El padre Mendoza le dio la mala noticia de que los padres de Diego se habían separado 5 años atrás, cuando Diego partió a España. Su madre se había regresado a la tribu y ahora usaba su nombre indígena nuevamente, Toypurnia. Alejandro de la Vega estaba triste pero enfadado con ella, no quería saber nada de ella. Se dedicó a la hacienda y sus negocios pero dejó su cargo de alcalde.
Rafael Moncada por su parte, tenía el cargo de plenipotenciario del rey Fernando VII, su poder era superior al del gobernador y jefe militar de la plaza.
Los miembros de la tribu eran perseguidos por Moncada así que llevaban una vida nómada y por ello no tenían plantaciones como antes.  Le entregaron a Diego un hermoso corcel negro que era el animal totémico que Bernardo había encontrado durante su ritual de iniciación.
Poco antes de la llegada de Diego, Moncada había confiscado la hacienda de los De La Vega para convertirla en residencia y cuartel,  arrestó a Alejandro acusándolo de insurrección para independizar California del reino español. Alejandro estaba recluido en la prisión de El Diablo. Por otra parte, le negaba recursos al padre Mendoza y le quitaba ayudantes para trabajar la tierra, sólo le dejaba ancianos, mujeres y niños. Utilizaba a los indios jóvenes y fuertes para el negocio de las perlas que eran consideradas de más valor que el oro y la plata. Moncada y Carlos Alcázar, jefe de la prisión El Diablo, se enriquecieron sin medida explotando los bancos de ostras de la zona norte, cerca de los Ángeles.  No le permitían la entrada al padre Mendoza a la cárcel para que no visitara a De La Vega, quien ya estaba débil, anciano y lo tenían en muy malas condiciones; era el único blanco en la cárcel. Diego no podía perder tiempo en ir a México a hablar con el virrey para mediar por su padre y el gobernador argumentó no tener poder sobre Moncada. El encuentro con García fue emotivo y se manifestó a favor de Alejandro pero Moncada lo amonestó por eso.
Diego y Bernardo, que para entonces tenían 20 años, debían resolver esta situación con las triquiñuelas y la habilidad del Zorro. Espiaron a Moncada a través de los pasadizos de la hacienda y allí juró defender los principios del Okahué: honor, justicia, respeto, dignidad y valor para defender a los débiles y luchar por la justicia. 
Bernardo se enteró de que un nuevo cura visitaría la prisión, Diego aprovechó la oportunidad para hacerse pasar por el nuevo padre, se disfrazó con un hábito viejo del padre Mendoza, cabellos de su abuela Lechuza Blanca y los lentes de Nuria. En el camino se encontraron con una chica que solía ir a visitar a los presos, en su compañía los soldados permitieron fácilmente el acceso. Esta chica era prima de Carlos Alcázar y por lo tanto tenía influencia entre los soldados. Un indio ciego le acompañó a la prisión pero el indio se dio cuenta que el olor de Diego era de cola de pegar y pelo de indio, Diego le pidió ayuda y le puso en la mano las plumas de Lechuza Blanca entonces el indio ciego lo llevó donde Alejandro que estaba muy deprimido y maltratado. Diego llevaba debajo de la túnica de monje el disfraz de Zorro y dentro de una cruz la espada, después de la cena simularon un incendio en la prisión. Bernardo le apoyó desde afuera con bombas, cuerdas y caballos, entre ellos a Tornado. Entre los tres  consiguieron una salida que daba hacia un sitio sagrado de los indios. Rescataron a Alejandro y lo llevaron a la aldea de Lechuza Blanca donde recibió todos los cuidados necesarios para restablecer su salud.
Moncada sospechó que Diego había liberado a Alejandro y que era el Zorro, lo hizo prisionero en su propia hacienda, en un cuarto sin ventanas, piso de tierra y paredes de adobe durante 2 días y medio, el mismo tiempo que pasó Moncada en la que fue la casa de Thomas Romeu. Cuando Moncada interrogó a Diego acerca de la huida de los presos pasó Isabel disfrazada de Zorro y los soldados fueron a capturarlo. Con Diego quedó un sólo soldado que Bernardo sometió rápidamente haciéndose pasar por Zorro también. Moncada envió a capturar al padre Mendoza y a Isabel pero Zorro salió del pasadizo secreto y atacó a Moncada, los soldados intervinieron torpemente, como en la película, a uno de ellos se le escapó una bala que rozó a Moncada. García colaboraba con la justicia haciendo su labor de forma torpe y lenta entonces Zorro obligó a Moncada a sentarse y a leer en voz alta un documento donde confesaba haber incitado a los colonos a rebelarse contra el rey y declarar independiente a California. Esa traición se pagaba con la muerte, además la familia del acusado perdía sus bienes y el honor. Además en el documento confesaba la explotación desmedida de las perlas y la esclavización de los indios. Le obligó a firmarlo y le talló una Z de Zorro en el cuello debajo de la oreja izquierda. Un rugido de dolor y de ira escapó del pecho de Moncada. Zorro también obligó a García a firmar como testigo, quien lo hizo con una sonrisa, selló el documento con el lacre de Moncada y Zorro se lo guardó en el cinturón. Además le obligó a que tomase un barco dentro de 2 días y se fuese de California de lo contrario presentaría la carta a los tribunales. Zorro se marchó con un lote de perlas. Moncada y García llamaron a los soldados pero se alistaron muy lentamente y Zorro tuvo tiempo de escapar. Dos días más tarde Moncada se embarcó en la nave Santa Lucía acompañado de cerca por Diego, Isabel y el padre Moncada para disfrutar de ese momento y asegurarse de que se marchaba. Diego para regodearse en su triunfo le preguntó a Moncada ¿Por qué se va tan pronto? … ¿Y esa herida en el cuello? Realmente disfrutó la cara de impotencia que mostraba Moncada a su partida.
Diego enseguida aclaró la situación legal de su padre, hizo arreglos en la hacienda para el regreso de sus legítimos dueños y preparar el pasadizo secreto como la guarida del Zorro. Diego se sorprendió gratamente cuando confirmó que fue Isabel la que apareció disfrazada de Zorro durante el interrogatorio que Moncada le hizo.
La muchacha le había seguido cuando Diego y Bernardo fueron a la cueva la primera noche que desembarcó en California. Les espió durante el juramento en la cueva, cuando Diego y Bernardo acordaron que Bernardo se disfrazaría de Zorro cuando fuese necesario. Nuria ayudó a hacer el traje.  Los tres Zorros formaron un círculo dentro de la antigua Rueda Mágica de los indios que habían trazado con piedras durante la infancia. Con un cuchillo se hicieron un corte en la mano izquierda, entonces exclamaron  al unísono ¡Por la Justicia! mientras la sangre goteaba al centro del círculo y del fondo de la tierra surgió una luz incandescente que bailó en el aire durante varios segundos. Era la señal del Okahué prometida por la abuela Lechuza Blanca.

Alta California 1840

La cronista de la historia es Isabel; escribió este relato 30 años después de conocer a Diego en 1810.
Los padres de Diego habían hecho buena amistad mientras Alejandro estuvo recuperando su salud en la tribu pero ese año murió Toypurnia en su tribu. Alejandro y el padre Mendoza murieron el año 1831 durante la epidemia de influenza.  Bernardo crió varios hijos y administró bien la hacienda de los De La Vega, ha multiplicado su fortuna y la de Diego quien sigue ocupado en hacer justicia.   
A pesar de la colaboración que Laffite prestó a los americanos éstos arrasaron con el imperio Laffite en Grande Isle, Luisiana, entonces Jean se compró un rancho en Texas, se cambió el nombre y se fue con Juliana y su familia compuesta por el hijo mayor de Jean y los 7 hijos y 4 nietos de ambos. Continuaban amándose como al principio.
A Carlos Alcázar lo despacharon a tiros en una taberna de San Diego poco después del encuentro con Zorro. Según se dice fueron matones a sueldo contratados por Moncada cuando supo que Alcázar le hacía trampa en el negocio de las perlas. A la muerte de Alcázar, Zorro se aventuró a cortejar a Lolita, que años antes se interesaba por él, estuvieron casados por 2 años pero ella murió al caerse de un caballo. Años después Diego se casó con Esperanza quien también murió trágicamente. A Zorro se le cayó el cabello por los años mientras Isabel, sólo se le veían algunas arruguitas y algunas cicatrices por la lucha a favor de la justicia. Diego había pretendido casarse con Isabel cada vez que le fallaba alguna de sus novias o se quedaba viudo pero, aunque Isabel continuaba enamorada de él, se negaba al casamiento por temor a morir como las anteriores.  Cuando otro Zorro le sustituya quizás se podrían casar.

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