domingo, 14 de octubre de 2012

El Vuelo de la Inteligencia



El vuelo de la inteligencia  



Autor: José Antonio Marina

Psicología evolutiva de la inteligencia
Para avanzar con resolución en la vida hay que desarrollar un nivel de inteligencia que permita inventar soluciones y marchar con decisión. La inteligencia humana es una mezcla de conocimiento y valor. Es nuestro gran recurso para alejarnos de la tiranía de los instintos y ampliar nuestro ámbito vital. Gracias a la inteligencia la historia humana está plagada de grandezas pero también de estupideces y crueldades. La humanidad ha explotado las minas para obtener metales y dinamitas que han servido para asesinarnos entre nosotros, hemos inventado la bomba biológica y la penicilina, hemos creado los instrumentos musicales y los de tortura, la heroína de novela y la de jeringuilla. Nuestra historia de cinco millones de años es un indeciso juego de determinismo y libertad. Para no retroceder a la selva de la brutalidad debemos decidir si avanzar o retroceder, dejarse llevar por lo fácil implica un retroceso.

El inicio del vuelo de la inteligencia
Nuestras posibilidades y nuestros recursos
Compartimos con los animales muchas funciones mentales. Cuando un halcón persigue a su presa, adapta su velocidad, calcula el ángulo de incidencia para abatirse sobre ella y no golpearse contra un peñasco. Nosotros hacemos estos cálculos constantemente sin darnos cuenta al andar, correr, jugar, etc. El cerebro es un complejísimo cuarto de maquinas de donde surgen movimientos, deseos, sentimientos. La especie humana dió el gran salto cuando aprendió a manejar este cuarto de máquinas. Transfiguramos las operaciones que realizamos en función de nuestros propósitos. Podemos regular nuestras reacciones a los estímulos externos e internos y hasta los podemos elegir aunque no nos interese. Aprendemos no sólo lo que la situación y sus necesidades nos fuerzan a aprender. Aprendemos a través de premios y castigos pero además decidimos lo que queremos aprender. Decidimos ampliar la memoria a medida que asimilamos nuevos conocimientos. La mirada inteligente busca lo que le interesa pero solemos mirar con desidia por pasividad o pereza y desperdiciamos interesantes posibilidades. El dibujante aprende a descubrir en cada cosa la línea que la define tiene una mirada sabia, así como el poeta da un significado particular a lo que ve. La realidad está esperando que le indiquemos cuál es nuestro proyecto para colaborar con nosotros, debes aprender a mirarla con intencionalidad.
Un proyecto es la anticipación del futuro que deseamos y nos vamos a esforzar en conseguir. Al plantearnos un proyecto nos surgen preguntas para afianzar los deseos decididos que incluyen un plan de acción. Un gran logro de la inteligencia humana es poder prever lo que va a suceder, dirigir las acciones a la meta pensada, evaluada, decidida. Esta habilidad maravillosa permite ver y organizar el mundo de manera diferente. Cada proyecto desvela significados inéditos, nuevas posibilidades en la realidad. Frente a un paisaje de encinas y jaras un pintor encontrara formas y colores, un cazador rastros y madrigueras, un botánico descubrirá una humildísima orquídea. Cada cual interpretara la realidad de acuerdo con sus proyectos, que son los grandes activadores de significados. Bajo su luz, las cosas, las ideas, las formas no hacen señas como cómplices de un destino común. Los deprimidos no pueden navegar el futuro, el mundo les parece desolado, inhóspito y falto de sentido. Un proyecto puede despertar energías dormidas y significados inesperados. La capacidad de pensar en cosas que podrían existir nos permite descubrir o inventar posibilidades. Los humanos no nos contentamos con conocer lo que hay, con poseer lo que poseemos. Es una ambigua insatisfacción que puede ser magnánima o mezquina, que nos impide reposar. El proyecto actúa como un proyectil para horadar la realidad y ampliarla  con lo posible. La realidad no está decidida del todo, está aguardando que acabemos de definirla. Apoyándonos en las cosas dadas vamos más allá de las cosas dadas. El ingenio humano cambia la respuesta de la materia ante la fuerza de gravedad, lo propio de la materia es caer, lo propio de la arquitectura es mantener el arco en pie. Las cosas adquieren propiedades nuevas cuando vamos hacia ellas con nuevos proyectos como lo es la conversión del golpe ronco de una cascada en luz. Antes hubo que proponérselo e inventar la turbina. Cada punto se convierte en la intersección virtual de infinitas rectas, cada palmo de tierra es encrucijada de innumerables caminos; cada palabra, matriz de incontables frases. Todas las plantas esparcen sus semillas por distintos procedimientos, para asegurar la supervivencia de la especie pero hay que recoger los granos de trigo uno a uno, el hombre consiguió espigas solidarias cuyos granos esperan agrupados la recolección pero esos trigos seleccionados ya no pueden sobrevivir en la naturaleza sin la intervención humana. Se han vuelto vegetales domésticos porque han entrado a formar parte de nuestros proyectos. Cuando un escritor de canciones o un poeta escribe sus obras utiliza un material cotidiano como las palabras de todos los días para inventar nuevas posibilidades lingüísticas ampliando nuestra mirada hasta más allá de lo visible, eleva nuestro ánimo. El arte transfigura la realidad pero no la cambia sólo nos muestra que es posible hacer cosas grandes con utensilios pequeños: un pincel, una pluma, un violín ante lo cual el espectador siente euforia.
A través de la poesía se transfigura la alcachofa en guerrero, el sol en capitán de feria, y el cielo en globo de juguete.
La inteligencia debe ennoblecer el significado de las cosas, embellecer la vida diaria, porque de lo contrario acaba intoxicándonos la mediocridad, la rutina y la pereza. Nuestros proyectos, nuestras necesidades, nuestras aspiraciones chocan contra la realidad. Muchas veces podremos cambiar nuestras metas pero en otras ocasiones habrá que cambiar la realidad.
Debemos identificar el tipo de problema, que suele ser:
No sé lo que quiero, se lo que quiero pero no sé cómo conseguirlo, se cómo conseguirlo pero no me atrevo. Me he atrevido pero he fracasado.
No podemos separar la inteligencia de la acción, de los sentimientos, de la voluntad, del empeño. Un drogadicto sabe que la solución está en dejar la droga pero la dificultad está en dejarla, sólo cuando lo haya hecho estará resuelto su problema por eso necesitamos fortalecer la inteligencia resuelta.
La valentía, la decisión, el ánimo forman parte de la inteligencia humana. No es sólo conocer, ni resolver ecuaciones, ni jugar al ajedrez sino dirigir el comportamiento para resolver bien nuestros problemas vitales, afectivos o profesionales para poder elegir nuestras metas y poder realizarlas con una finalidad práctica. Es una ayuda para acercarnos a la felicidad personal y al bienestar social.
Al igual que a los deportistas les cambia la musculatura que se hace más fuerte para responder a las exigencias que se plantea así mismo debemos cambiar para obtener resultados diferentes en nuestra realidad. Como decía Einstein “si sigues haciendo lo mismo obtendrás los mis mismos resultados”

Capítulo I La inteligencia y el lenguaje
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La inteligencia humana tiene la paradójica capacidad de construirse a sí misma. Eso si es un gran vuelo.
Pensamos con palabras, hacemos planes con palabras, nos comunicamos con ellas. Estamos constantemente hablándonos, haciéndonos preguntas, criticándonos. El lenguaje es una creación muy sofisticada y compleja. El hombre comenzó a hablar hace ciento veinte mil años y lo inventó una inteligencia muda. El hecho que podamos construir un número infinito de frases, resulta incomprensible su invención. El hombre inventó signos que le capacitaron para inventar nuevos signos. Cada vez que decimos una frase resuena en nosotros la sabiduría creadora de millones de humanos.
El lenguaje tiene que formar parte necesariamente de nuestro proyecto de inteligencia porque no es sólo un medio para comunicarnos con los demás sino con nosotros mismos.
El niño comienza obedeciendo a su madre y acaba obedeciéndose a sí mismo. Dirige las preguntas que se hace a su propia memoria porque concreta qué es lo que queremos conocer. La palabra hace navegable nuestra propia memoria. No sólo nos hacemos preguntas, sino que nos damos órdenes. El niño aprende su libertad obedeciendo. Lo que llamamos voluntad, ese conjunto de destrezas al servicio del sujeto y de su liberación, llega al niño desde fuera. Hacia los 4 años comienza a darse órdenes a sí mismo. Conseguimos ser inteligentes cuando obedecemos las órdenes que nos damos a nosotros mismos. Las que han sido fruto de una deliberación que tiene en cuenta lo que deseamos, las consecuencias de nuestra acción, los conocimientos almacenados, los errores vividos, los valores que queremos proteger.
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El lenguaje, estructura básica de nuestra inteligencia, interviene en la construcción de la libertad personal, nuestra vida intelectual y afectiva.  La transfiguración de la inteligencia aparece cuando somos capaces de iniciar, controlar y dirigir nuestras operaciones mentales a través de la voluntad. Una persona incapaz de controlar sus impulsos no es inteligente. La impulsividad se manifiesta por actuar antes de pensar, cambiar con excesiva frecuencia de una actividad a otra, dificultad para organizarse o cuando se es impaciente. Para evitar el impulso hay que detenerse a pensar lo que se va a hacer y es importante porque hace falta tiempo para deliberar, evaluar el curso de la acción, tener en cuenta las consecuencias y aprovechar las experiencias propias y ajenas.
El niño está a merced de las ganas y del estimulo, es decir, de coacciones interiores y exteriores. 
El control de la conducta se va configurando en varias etapas.
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Controlar el impulso
Deliberar. Seremos más inteligentes y más libres cuando conozcamos mejor la realidad, sepamos evaluarla mejor, seamos capaces de abrir más caminos o posibilidades en ella.
Una cosa es saber lo que sería conveniente que hiciéramos y otra cosa es hacerlo.
Al ver un árbol se tiene frente a si un afilado volumen verde oscuro (conocimiento perceptivo), es un cipres (conocimiento conceptual) y además es bello (conocimiento estético)
Podemos someter nuestra acción al régimen de los valores sentidos o al régimen de los valores pensados. Nos liberamos del determinismo de las ganas o el determinismo de la situación cuando mantenemos abierta la capacidad de dirigir nuestra conducta por valores pensados. Se trata de pasar del régimen del impulso al régimen de la inteligencia.
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La tercera etapa es decidir. Toda decisión implica un riesgo, al elegir una posibilidad, abandonamos otra. Una persona puede desear al mismo tiempo cosas contradictorias pero intentar alcanzar ambos deseos le llevaría al fracaso. Estamos movidos por intereses y deseos encontrados, entre los cuales tenemos que elegir. El miedo por ejemplo, suele ser el gran obstáculo para tomar decisiones. La inteligencia es la capacidad para resolver problemas vitales por lo cual no puede ser considerado muy inteligente quien no sea capaz de decidir, aunque dentro de su refugio resuelva con soltura problemas de trigonometría.
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Mantener una decisión mientras se ejecuta es difícil. Una decisión global tiene que completarse con decisiones concretas, en situaciones concretas, cuando nuestro estado de ánimo puede ser muy diferente al que teníamos cuando tomamos la gran decisión.
En el concepto tradicional de voluntad, una persona dejaba la dieta porque carecía de ella, una decisión y una sentencia circular. Se entendía por voluntad la facultad de seguir un régimen a pesar de lo que costara. La nueva voluntad no es una facultad todopoderosa, es una actividad animal transfigurada por la inteligencia. La conducta de los animales superiores esta activada y dirigida por sistemas de motivación. Los deseos, los hábitos, los premios o castigos van esculpiendo el comportamiento. La inteligencia va a integrar esos deseos dentro de un proyecto nuevo: conseguir la autonomía personal, lo que supone seguir unas veces los impulsos y otras veces no. La nueva voluntad es la motivación inteligente. No es una facultad sino fruto de un aprendizaje.
La inteligencia consigue sus fines con astucia. Es negociadora entre fuerzas íntimas en conflicto. Para triunfar, debe saber por lo menos que los pequeños triunfos alegran y dan ánimo para renovar la decisión. Por eso, hará bien en marcarse metas lo suficientemente difíciles para que pueda enorgullecerse de conseguirlas, pero no tan difíciles que el fracaso sea previsible. El sentimiento de la propia eficacia es una poderosa fuente de energía.

Admitida la importancia de la motivación inteligente, analicemos tres elementos educativos de gran importancia para facilitar la realización del empeño.
1.- Conviene crear un hábito firme para pasar de la decisión a la acción.  En el “deber”, como se interpreta tradicionalmente, es obligación, no diálogo.
Tenemos una paradoja de la inteligencia, crea comportamientos libres a partir de mecanismos no libres. Crea actos voluntarios utilizando procedimientos automáticos.
Lo que llamábamos voluntad es un hábito fuertemente implantado que nos exige cumplir las decisiones tomadas. Este hábito puede producir efectos positivos o negativos. Los fanáticos son voluntariosos. Los obsesos del deber pueden cometer excesos. Esta ambigüedad exige que en nuestro proyecto de inteligencia redefinamos una nueva voluntad. La voluntad no es buena por ser voluntad, sino por ser inteligente. Solo en este caso, el automatismo de la voluntad, cumplir lo deliberado o cumplir el deber, se convierte en fuente de autonomía, al depender de la deliberación inteligente.
2.- Para mantener la acción proyectada hace falta ser capaz de aplazar la recompensa. Se hizo experimento con niños a los que se les ofrecía un caramelo en el momento pero si eran capaces de esperar 15 minutos, recibían dos. Los niños que supieron esperar, años más tarde, mostraron tener más eficiencia personal, eran más emprendedores y más capaces de afrontar las frustraciones de la vida.
Se trataba de adolescentes que no retrocedían ante la dificultad. Por desgracia, muchos mecanismos de nuestra sociedad de consumo incitan a la gratificación inmediata. Lo que produce una enorme vulnerabilidad en los sistemas de autocontrol. Como se evidencia en los anuncios comerciales “¿A qué esperas? Tenlo ya”
3.- Capacidad de resistir a la frustración. Es un asunto complejo que depende en parte de la educación. Cada cultura señala los niveles de molestia e incluso de dolor, soportables y que esto influye en la experiencia. El consumo de drogas o fármacos puede ser una de sus consecuencias.

Capítulo II El bello discurrir de un sutil rio
Ya analizamos que la palabra es protagonista en los sistemas de autocontrol ahora revisamos que también lo es en el conocimiento.
Mediante el lenguaje, la madre enseña al niño los planos del mundo que tiene que construir.
Para un físico, los colores de la mañana son franjas del espectro electromagnético. Para los hombres primitivos esos colores vibrantes eran la despedida del sol, un momento de angustia porque no sabían si volvería.
El lenguaje no sólo transmite el modo que tiene una cultura de interpretar el mundo, sino, sobre todo, la experiencia ancestral que el hombre ha adquirido sobre sí mismo. El gran vuelo de la inteligencia es la liberación de los estímulos, el reconocimiento de las actividades propias, la habilidad para dominarlas cada vez con mayor perfección, el aprender a volver reflexivamente la mirada, la destreza para inventar planes y anticipar el futuro, todas las aventuras y dramas de la humanidad están transmitidos y hecho posible por el lenguaje.
Poner nombre a las cosas no da más información sino una manera de manejar la información. Permite enlazar informaciones de forma coherente. La inteligencia no se parece a una galería fotográfica sino a un rio que discurre, fluye.
Debemos  recuperar la sana estrategia de los niños que preguntan continuamente ¿Qué es? ¿Por qué es así? y ¿Usted cómo lo sabe?
El castellano procede del latín pero ha acogido palabras árabes, griegas, francesas, inglesas, creaciones anónimas.
Estamos elaborando un proyecto de inteligencia. Tiene que ampliar nuestras posibilidades vitales, nuestra habilidad para resolver problemas y nuestras opciones para ser feliz. La inteligencia que pretendemos tiene que saber aprender y sobre todo tiene que disfrutar aprendiendo.
Los conceptos que no se enlazan con conocimientos ya aprendidos se pierden, no encuentran sustento para subsistir y se desvanecen.
El entrenamiento es exclusivo del ser humano. No está determinado por la conjunción de los genes y del ambiente sino por fines libremente inventados y aceptados. En su origen hay un proyecto. La inteligencia es cuestión de entrenamiento que tiene sus técnicas y estrategias.
Necesitamos comprender lo que queremos aprender. La memoria humana tiene muchas dificultades para conservar  datos que no tengan significado y el significado se lo da la conexión con otros datos o informaciones.
Comprender significa agarrar varias cosas a la vez, integrar varias palabras en un significado único.  Las palabras son sólo pistas para entender lo que se nos quiere decir porque dependiendo del contexto o las situaciones significarán cosas distintas. Ejemplo, para entender esta expresión “Cada vez te pareces más a tu madre”  hace falta saber qué opina el hablante acerca de la madre en cuestión.
Vivimos en un ambiente repleto de conocimientos a medias que son a la vez ignorancias a medias, o de verdades a medias que son también errores a medias. Eso deja el campo libre a manipulaciones, desinformación y creación de prejuicios.
Necesitamos aprender muchas cosas porque es el único modo de obtener autonomía, deliberar bien, de impedir que nos engañen. Siempre comprendemos algo a partir de lo que ya sabemos y quien sepa muy poco, comprenderá muy poco.
Después de entender una cosa, hay que aprenderla y cuando se tiene mala memoria es preciso repetirla muchas veces, de muchas maneras, haciendo resúmenes o gráficos, repasando, poniendo ejemplos concretos. Aprender es una actividad muy activa como entrenarse para jugar al baloncesto.
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Hacerse entender supone la decisión de conseguirlo y el deseo de que la otra persona entienda.
Hay que dar suficientes pistas para que el otro reconstruya lo que se quiere decir, lo que exige al receptor averiguar cómo es la otra persona, sus presuposiciones, expectativas, creencias y situar sus pistas donde el otro pueda encontrarlas.
La inteligencia que deseamos debe ser eficaz lingüísticamente ya que con el lenguaje no sólo nos comunicamos con los demás sino con nosotros mismos.
La inteligencia humana es una fabulosa combinación de conocimientos, actitudes, sentimientos y actos. La palabra fracasa cuando no sirve para comunicar ni para entenderse ni para organizar la conciencia. La culpa la puede tener el hablante, porque es confuso, reservado o mentiroso. Otras veces, la tiene el oyente por falta de comprensión, se deja llevar por prejuicios y su impaciencia. Frecuentemente la culpa es de ambos. 

Capítulo III ¿Y si el corazón se queda?
Nadie elige su amor, ni sentimiento, ni su alegría. Los sentimientos nos embargan, invaden y zarandean, ahogan, exaltan, no somos sus protagonistas sino sus víctimas o sus beneficiarios. Pasiones porque se sufren o afectos porque nos afectan (Yo agrego: emociones porque nos mueven).
La razón puede ir en una dirección y los sentimientos en otra. A veces la inteligencia no puede dirigir a los alborotos anímicos. El arte, la educación alteran nuestras emociones. La palabra también anima y emociona.
Nuestro mundo afectivo está compuesto por tres experiencias: los deseos, los sentimientos objetivos y los sentimientos balance.
Los deseos son la tendencia hacia algún bien que no tenemos, y cuya falta nos desazona. Impulsan a la acción y pueden ir acompañados de sentimientos: ansiedad, desasosiego, inquietud. Ejemplo el hambre, la sed, el deseo sexual, el afán de poder, la necesidad de ser querido, el ansia de riqueza o de triunfo.
Los sentimientos objetivos son los que están desencadenados por la aparición de un objeto, una situación o una persona. Por ejemplo, el sentimiento ante la belleza o la admiración o la sorpresa o el sentimiento ante lo cómico. La educación intenta orientar los sentimientos hacia lo correcto, por su parte, las técnicas de publicidad y mercadeo pretenden manejar a su antojo los resortes afectivos del futuro cliente. Así se crean modas y también muchas formas de adoctrinamiento.
Los sentimientos balance son los que evalúan nuestra situación diaria. Ejemplo la alegría, la tristeza, la furia, el miedo son el resultado de consciente de un balance de nuestra situación, nos informan de nuestras circunstancias. En cinco minutos de conversación se puede cambiar varias veces de sentimientos.
Otra característica de los sentimientos balance es que suscitan una nueva tendencia. Por ejemplo, el miedo nos incita a huir; la ternura, a acercarnos; el asco, a vomitar o a separarnos; la tristeza a apartarnos de todo.
Los sentimientos son experiencias cifradas, como los mensajes de los espías. Una cosa es la claridad de la experiencia y otra cosa muy distinta es la claridad del significado de la experiencia. Analicemos la envidia, ¿Qué significa esa irritación ante el triunfo ajeno? ¿Se siente disminuido? ¿Teme que le hagan sombra? o ¿Culpa al otro de lo malo que le sucede?
Otro ejemplo, los celos, Es la angustia de que le arrebaten el objeto de su amor; no cuentan una historia de amor, sino de posesión e inseguridad. En los celos hay más amor propio que amor.
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En el balance de nuestra situación influyen varios elementos que proceden de nuestra educación o de la cultura en que hemos vivido. Un mismo suceso puede desencadenar sentimientos diferentes en diferentes sociedades. Nuestra cultura está centrada en la autosuficiencia personal, tiene como fundamento el sentimiento de insatisfacción. El mensaje que recibimos y transmitimos es que no hay progreso sin afán de superación, y no hay afán de superación sin estar descontento con lo que se tiene. Fomentamos la competitividad, la avidez, los deseos. Esta es una de las características de nuestro tiempo: la incansable incitación al deseo.  Esto fomenta el esfuerzo pero tiene dos consecuencias no deseables: la insatisfacción continuada puede despeñarnos por la decepción, el desanimo y la depresión. Por su parte, la frustración continuada empuja a la agresividad. No es de extrañar que la depresión y la violencia hayan alcanzado proporciones epidémicas en nuestras sociedades.
Si la cultura influye en las experiencias afectivas, entonces la educación también influirá.
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Todos tenemos un estilo afectivo, tendemos a interpretar lo que nos sucede de manera ya sea optimista o pesimista, somos iracundos o miedosos, disfrutamos con las cosas o nos aburrimos con frecuencia. Estos estilos falsean el balance de nuestra situación. Nos hacen tener miedos injustificados, nos desalientan con facilidad, impulsan nuestra agresividad, fomentan la frivolidad y cosas semejantes. Pueden facilitarnos la vida o complicarla notoriamente ¿Podemos educar estos estilos afectivos?, la respuesta es SI pero puede ser difícil. Si durante años nos hemos dicho a nosotros mismos que todo lo que nos sucedía era una sucesión de fracasos y que esa era la comprobación de que no valemos para nada o de que nadie nos puede querer, cambiar el estilo afectivo es como cambiar de lenguaje y eso no es sencillo.

El balance sentimental está compuesto de varias partidas como en las empresas y son cuatro:
1.- la situación real, lo que nos está pasando con frecuencia no determina por completo nuestra respuesta sentimental. Como dijo Epícteto, filosofo griego y esclavo, “No nos hacen sufrir las cosas, sino las ideas que tenemos de las cosas”.
2.- Las necesidades, deseos o proyectos que tenemos.
3.- El sistema de creencias que tenemos acerca del mundo, acerca de los demás y acerca de cómo se desarrollan las cosas. Ejemplo: mujeres que habían sufrido fracasos familiares en los que habían sido víctimas, y que se encontraban muy deprimidas y con profundos sentimientos de culpabilidad. Tenían una creencia básica: “quien da amor, recibe amor”, “si soy suficientemente cariñosa, agradable, inteligente, atractiva o buena, me van a querer”. Cuando la realidad les hace sentir que no las quieren tendían a sacar la conclusión lógica aunque injustificada: “Luego no he querido lo suficiente, o no he sido lo bastante cariñosa, agradable, inteligente, atractiva o buena para que me quieran”. Es normal entonces que se sintieran culpables. Como las creencias son un fruto cultural, este ingrediente afectivo puede educarse.
4.- La idea que cada uno tiene de sí mismo (self) y de su capacidad para resolver problemas (coping). Todos somos influidos en nuestra manera de sentir por lo que pensamos sobre nosotros, y que en gran parte depende de la imagen que nos reflejan los demás. De ahí la importancia del ambiente afectivo que nos rodea.
Cuando una persona se siente absolutamente incapaz de controlar el ambiente, está a un paso de la depresión y la única solución está en la acción. Gracias a ella podemos ir recuperando la conciencia de nuestra capacidad de hacer cosas.
La solución no es enfrentarse a fuerza de voluntad pura contra el mundo, sino empeñándose en alcanzar pequeñas metas cotidianas, reflexivamente elegidas y celebrarlas cuando las alcancemos.

Capítulo IV  Inteligencia compartida
Al igual que ningún hombre solo pudo inventar el lenguaje así mismo ningún hombre solo ha podido desarrollar los mecanismos psicológicos de la “nueva voluntad”. La autonomía personal sólo puede construirse dentro de un proyecto social. Sólo podemos ser libres viviendo en sociedad. Comprender bien la relación entre individualismo y comunidad, entre independencia y solidaridad permite tomar decisiones importantes en la vida diaria.
Para comprender al  ser humano, sus pensamientos o sus acciones, debemos estudiar la persona y sus circunstancias.  Por eso es tan importante elegir la calidad del entorno en que vivimos. Se podría hablar de una inteligencia grupal, la que comparten los diferentes núcleos humanos como la pareja, familia, empresas, sociedades. La inteligencia compartida influye sobre la inteligencia personal en la vida cotidiana. Cada miembro aspira su propia felicidad pero en un contexto que implique la felicidad del otro. Para mejorar la propia inteligencia debemos entrenarnos nosotros mismos y colaborar en el perfeccionamiento de los grupos a que pertenezco. La inteligencia personal se acrecienta cuando forma parte de un grupo inteligente, de una sociedad inteligente.
En el caso de las empresas, son inteligentes aquellas que sepan coordinar los intereses dispersos de sus empleados dentro de un proyecto general. Se trata de conseguir que un grupo de personas no extraordinarias produzcan resultados extraordinarios. La felicidad personal integrada en una pareja sólo será posible dentro de un proyecto mancomunado; el éxito laboral de una persona sólo será posible dentro de un proyecto mancomunado de empresa. Más aun, la felicidad y la dignidad personal solamente serán posibles dentro de un proyecto mancomunado de sociedad. En cualquier organización inteligente sus miembros tienen que comprender que la consecución de sus metas personales exige la consecución de una meta común.
Los seres humanos actuamos fundamentalmente por tres motivos. Motivaciones extrínsecas a la acción. Por ejemplo ganar dinero. Motivaciones intrínsecas: disfrutar con la actividad, sentirse útil y eficiente, ser reconocido por el grupo, aumentar el propio poder. Por último, una motivación transcendente: colaborar al mejoramiento de la sociedad, encuadrarse en grandes proyectos éticos.  En el caso de las empresas inteligentes saben que funcionan mejor si consiguen unificar tres finalidades: crear valor para los propietarios, crear valor para los empleados y crear valor para la sociedad. Comprender que esas tres metas son interactivas es imprescindible para el éxito. Conviene a todas las partes. Para conseguir sus propios fines la inteligencia personal se ve obligada a colaborar con los fines de otros. La inteligencia compartida se consigue a través del dialogo que es la búsqueda compartida de la razón. Deriva del griego que combina palabra y razón.   

Obstáculos que dificultan la comunicación
1.-  Siempre estamos descifrando señales 
2.- Usamos nuestro propio sistema de códigos, creencias y  prejuicios para descifrar las señales
3.- Mujeres y hombres suelen esperar una cosa distinta del lenguaje.
4.- Toda comunicación es evaluada a la vez en dos planos: cognitivo y afectivo. Es decir, a veces puede uno reconocer que el otro tiene razón pero no nos gusta lo que dice.
Fracasos de la comprensión son fracasos de la inteligencia compartida y no son meramente intelectuales. Muchas veces nos cuesta dar la razón a otro porque nos parece una rendición. Necesitamos a toda costa sentirnos seguros y para ello activamos múltiples sistemas de defensa. Podemos engañarnos a nosotros mismos, racionalizar nuestras preferencias, buscar chivos expiatorios, cambiar nuestra concepción del mundo sólo para protegernos, justificarnos o salvar nuestro amor propio.
Son soluciones de urgencia, que cierran todas las heridas en falso y por las que alguien acabará antes o después pagando. No pasarían un estricto test de inteligencia.

Capítulo V El gran proyecto
La inteligencia se mide por la capacidad de inventar proyectos y de resolver los problemas implicados en la realización de los mismos. Su valor dependerá del valor, la dignidad, la brillantez del proyecto. Debemos valorar la capacidad para resolver problemas de acuerdo con la índole de los problemas que resuelve.
El problema más trascendente para el ser humano se refiere a la consecución de la propia felicidad en medio de una convivencia digna. Las metas privadas sólo pueden alcanzarse dentro de unas grandes metas mancomunadas. La inteligencia capaz de acercarse a la felicidad solamente puede desarrollarse y ejercerse en una sociedad también inteligente. Una sociedad es inteligente si resuelve el máximo número posible de problemas que afectan a la felicidad personal. Para conseguirla cada ser humano debe compaginar su proyecto individual en un marco más amplio, el conyugal, familiar, social, nutriéndolo y nutriéndose entre ellos. Esto es lo que se llama ética pero no interpretándola como es tradicional: un conjunto de prohibiciones, deberes y obligaciones sino como un brillante conjunto de soluciones y posibilidades, un proyecto de humanidad inteligente.
Todo ser humano considera bueno tener derechos. El derecho es un poder simbólico que nos permite alcanzar cosas que no podríamos conseguir con nuestras propias fuerzas. Amplia nuestro camino de acción, nuestras posibilidades. Es lo contrario a la ley de la selva, por ejemplo, podemos conservar nuestra vivienda aunque otros la codicien y sean más fuertes. Otro ejemplo, fabricar un billete cuesta unos céntimos pero ese mismo billete puede valer quinientos euros, el billete vale lo que vale porque la gente va a aceptarlo como medio de pago por ese valor. Si decidiéramos imprimir nuestros billetes no valdrían nada porque nadie los querría. El sistema está basado en un sistema de aceptación mutua. El dinero es dinero por la confianza reciproca en que todo el mundo va a aceptar esa moneda como encarnación de un poder de compra.  Por eso se llama “dinero fiduciario”, dinero basado en la fe.
Los poderes simbólicos, irreales pero eficaces, son una creación de enorme originalidad porque alteran radicalmente el régimen de fuerzas que opera en la naturaleza.
La afirmación de los derechos puede ser una consagración de egoísmo si molesta que los tengan los demás. Sólo serían eficaces si hay el reconocimiento activo de la comunidad. Los derechos individuales se basan en una reciprocidad universal.
Tenemos que decidir si colaboramos en la amplitud del vuelo de la inteligencia o preferimos ser un lastre.

Tres rumbos del gran vuelo:
El arte, que transfigura las apariencias de las cosas.
La ciencia, que conoce mejor lo que sucede.
La ética, que transforma la realidad humana.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Los Curiosos

                                                        
Por mucho tiempo dejó de hablarse en Venezuela de los curiosos. Últimamente se vuelven a nombrar. Eran unos personajes muy singulares, a quienes muchas veces se confundían con el brujo o con el ensalmador, sin embargo, no era ni lo uno ni lo otro. El curioso era generalmente, un personaje del campo con cierta inteligencia, al cual se acudía en momentos difíciles. Tenía ciertas facultades para curar pero no era el curandero típico. Era consultado por ejemplo, por una inflamación de una mano, entonces él le sobaba la mano y le decía el mal que la persona sufría, recetaba algunas plantas y a los 4 días la persona se sanaba.
Otro curioso famoso era el que rezaba y curaba a distancia.
En Venezuela hubo curiosos muy famosos y los más célebres vivían en el estado Aragua, en el Guárico, en los Llanos donde eran populares. Los dueños de haciendas siempre tenían un curioso a su servicio.
El curioso utilizaba las cosas más raras como tela de araña, tierrita de mata de café, semilla de mamón y con esas cosas curaba.
Incluso se cuenta que el general Juan Vicente Gómez, recién llegado a Caracas, sufrió una serie de dolores en las piernas, tenía calambres en la pierna izquierda, y cuando fue un médico a verlo dijo: “Yo no quiero médico, porque todavía no confío en los médicos de esta ciudad, no la conozco bien, prefiero que me traigan un curioso”, le llevaron uno que venía con la montonera que había llegado con Castro y lo curó. Gómez dijo: Vean ustedes que hay gente “faculta”.

Resumen de la colección "Asi son las cosas" de Oscar Yanes

Este resumen, que presentaré por partes, es un homenaje en señal de gratitud por los buenos momentos que nos ha brindado nuestro querido periodista y escritor: Oscar Yanes.
Además de proporcionarnos gratos momentos en sus incursiones en el ámbito humorístico, ha recibido varios premios por su labor literaria, como son: 
                                                                                                 
Premio Nacional de Periodismo, en tres ocasiones.
Primer Premio de la Asociación de Escritores de Venezuela en el concurso de Biografías de los venezolanos famosos, por su obra titulada "Carlos J. Bello, el sabio olvidado".
Premio “Silver Book” en 1992 otorgado por Editorial Planeta, para el libro de mayor circulación del año.
Pero sin duda, en el aspecto donde más se ha destacado y ha sido pionero, es el periodismo televisivo. Ha dirigido y protagonizado programas famosos como “La silla caliente” y “Así son las cosas”, en los que nos ha revelado interesantes, curiosos y desconcertantes hechos de la historia de Venezuela.
A continuación presento un resumen de algunos relatos de su programa “Así son las cosas”, dedicado a las personas que leen bastante pero sólo si desde la pantalla de sus ordenadores, es decir que no se leen un libro.

Dedicatoria que hizo a uno de mis libros:
                                                     
                                                                                                                                                         
Algunos temas del Libro IV.



¿Por qué los llaman Cachudos?                                
                  
En épocas remotas, los reyes de Inglaterra solían practicar la cacería como deporte para reforzar su imagen varonil de fuerza, poder y valentía. Generalmente se hospedaban en los castillos de otros nobles. Cuando el Rey llegaba a alguna de esas fortalezas, en la gran puerta de la misma se colocaba la cabeza disecada de un reno con unos cachos bien grandes para que todos los cortesanos estuviesen plenamente enterados de que el Rey pasaría la noche allí. Algunos reyes eran “pillos” (es decir, unos “pájaros bravos”) y   algunas esposas de los nobles anfitriones eran más complacientes que nobles y se comportaban como “casados”. Es decir, que cometían adulterio pero como, entre cielo y tierra no hay nada oculto, se generalizó el comentario de que al ver un castillo con cachos en la puerta significaba que al propietario le “estaban poniendo cachos en su propia casa”. Desde esa época viene la historia de los cachos.

viernes, 28 de enero de 2011



Misión San Gabriel Alta California 1790.

Alejandro de la Vega, descendiente del Cid Campeador, era capitán. Llevaba el espíritu guerrero en la sangre de este luchador contra los moros durante el mandato de los Reyes Católicos. Además, De La Vega fue un reconocido soldado veterano de las guerras de Italia. 
El padre Mendoza dirigía el trabajo de los indios en los campos de cereales, verduras, en las viñas, sistema de irrigación, caballerizas, corrales. Hacían fina cestería, artículos de cuero.
Los soldados españoles abusaban de los indios y algunos misioneros eran muy severos en las tribus. Entonces el padre Mendoza dirigió una insurrección con el apoyo militar de De La Vega. A los insurrectos los motivaba el hecho de que un héroe indio había sido poseído por el espíritu de un lobo gris que tenía la misión de echar a los españoles de las tierras de sus antepasados donde siempre han podido cazar sin permiso.
El jefe indio de la revuelta resultó ser una bella mujer de 20 años, Toypurnia, que significa “Hija de lobo”, hija de una chamán y  curandera  llamada Lechuza Blanca y un marinero desertor de un barco español que vivió entre los indios hasta su muerte por neumonía.
Al tomar control de la revuelta el gobernador iba a dar la orden de ejecutarla pero su esposa, Eulalia de Callis,  dijo que no podían hacerlo por tener sangre española y que ella la convertiría en una dama. La sacaron de la misión y la llevaron a Monterrey donde se enamoró de Alejandro de la Vega que era 10 años mayor. Tres años después Toypurnia se convirtió en Regina y se casó con Alejandro de la Vega, quien renunció al ejército, el gobernador les regaló una hacienda espectacular.  Un año después De la Vega fue nombrado alcalde de Monterrey, reina de los Ángeles.
La pareja De la Vega instaló varias familias de indios y vaqueros mestizos en su casa, creó una pequeña fábrica de jabón y ahumó carne aliñada con chile.
En 1795 nació Diego de la Vega en el mismo mes de mayo la sirvienta Ana tuvo un hijo sin padre conocido que llamó Bernardo. Fueron educados en ambos mundos. Aprendieron las habilidades de la caza y pesca, esgrima, látigo, lazo, rodeo y las cinco virtudes esenciales de la tribu (Okahué) que son: dar de comer al hambriento, impartir justicia, vestir al desnudo, proteger a viudas y huérfanos, hospedar al extranjero y no derramar la sangre de inocentes.
García, hijo de un soldado español y la dueña de la taberna tuvieron un hijo que desde su adolescencia se reclutó al ejército. Diego pudo ir a la escuela por ser hijo de un hacendado sin embargo Diego, Bernardo y García solían jugar juntos. Un día atraparon un oso, le pusieron un sombrero pegado con brea y todo el pueblo se enteró de la hazaña y así otros niños dejaron de burlarse de García por ser  gordo.
Cuando los niños tenían casi 10 años una panda de piratas asaltó la hacienda de los De la Vega. Ana escondió a Bernardo en una cesta de ropa para que no le hicieran daño pero lamentablemente desde allí presenció la violación y el brutal asesinato de su madre. Desde entonces quedó mudo. A Regina le acuchillaron. Los piratas intentaron incendiar la casa. A Diego le rompieron, de una patada, varias costillas. El padre Mendoza les socorrió ya que Alejandro estaba en Méjico, para ese entonces, comprando muebles y otros enseres para la casa.
Lechuza Blanca enseñó a Bernardo el lenguaje de símbolos y a tocar la flauta que le servía para comunicarse. Regina mantenía a los niños en estrecho contacto con la tribu donde aprendieron los rituales especiales como el de iniciación a su condición de hombres y los puso en contacto con el Gran Espíritu para que les indicara sus destinos. Por otra parte Diego tomaba clases de esgrima y le transmitía esos conocimientos a Bernardo.
Durante el ritual de la adolescencia Bernardo conoció en los bosques a un potrillo solitario que llamó Tornado.  Diego estaba muy débil y Bernardo vio un zorro en actitud de búsqueda, Bernardo lo siguió y encontró a Diego mordido por una serpiente. Lechuza Blanca lo curó con hierbas. Como el zorro lo salvó ese era su animal totémico, su guía espiritual y por lo tanto debe cultivar su habilidad, astucia e inteligencia. Debe descubrir lo que oculta la oscuridad, disimular, esconderse de día y actuar de noche.
Con la llegada de los ejércitos de Napoleón Bonaparte la situación política en España era inestable. Alejandro pensó enviar a Diego a estudiar a Méjico pero Regina se negó. Diego se instruyó en el manejo de la hacienda, aprendió contabilidad para la administrar la fábrica de jabón y el negocio de la carne ahumada. Sustituyó la soda cáustica y le añadió crema de leche a los jabones y resultó un éxito.
Bernardo informó a Diego de los desplazamientos indígenas que realizaba Juan Alcázar, cuyo hijo Carlos era contemporáneo con Diego y Bernardo. Observaron las acciones de Alcázar incendiando chozas y al tratar de impedir tales acciones fueron apartados a latigazos. Azotaron a los indios y ahorcaron al jefe de la tribu. Secuestraron a los adultos para ponerlos a trabajar atados como animales. A las mujeres, ancianos y niños los dejaron desamparados.  Las autoridades sólo protegían a los colonos.  Alejandro fue a quejarse al cuartel, habló con Juan Alcázar, escribió un informe al gobernador y envió denuncia a España, ofreció ayuda a los familiares de las víctimas, todo esto presionado por Diego. Sus gestiones ante las autoridades, tal como Alejandro sospechaba, fueron inútiles.
Para celebrar los 15 años de Diego se hizo una gran fiesta. Su madre organizó el festejo pero como Bernardo no podía compartir la mesa por ser indio, se fue a la aldea para ver a la chica que le gustaba, Rayo de la Noche.
Como Diego iría a estudiar en España los De la Vega hicieron una fiesta de despedida en la cual Regina lució como toda una duquesa con traje de terciopelo azul y mantilla de encajes de Bruselas. La celebración de Bernardo fue en la intimidad con su amada Rayo de la Noche. Todas las familias notables acudieron a la despedida. Entre las chicas jóvenes estaba Lolita Pulido, sobrina de Juan Alcázar, que desde hacía un año le enviaba recados de amor a Diego.
El cuento del oso ya era conocido hasta en Rusia con algunos añadidos irreales. Se creía que eran dos osos blancos que Diego, a sus 8 años de edad, atrapó vivos, sin ayuda y los vistió con ropa de mujer. El oso real era oscuro ya que en California no hay osos blancos. Así como Diego ya era un héroe notable Carlos y su banda ya eran unos matones reconocidos.
Como recuerdo Diego se llevó a España un frasco de adormidera que le regaló su abuela Lechuza Blanca y Bernardo se llevó un mechón del cabello de Rayo de la Noche.
Diego y Bernardo se hospedaron en casa de un ex compañero de Alejandro durante la guerra en Italia, Tomás de Romeu con el que había mantenido contacto por más de 20 años.
Tomás de Romeu se había casado con una heredera catalana que murió al dar a luz.  Se le consideraba uno de los pocos “afrancesados” en Barcelona,  partidario de José Bonaparte y contrario a instituciones medievales como la inquisición, los excesivos  privilegios de nobles y militares.  Tomás estaba de acuerdo con la invasión que Bonaparte realizó en España en 1808 cuando, con 150.000 hombres obligó al rey a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte. Compartía sus ideas liberales que intentaban acabar con el feudalismo y la opresión religiosa.

Barcelona 1810-1812

Diego fue a estudiar en Barcelona en el colegio de humanidades que era de las mejores instituciones en su época ya que a pesar de su cuarta parte india se le consideraba un hidalgo.  También aprendió catalán y asistió a la academia de Manuel Escalante, reconocido instructor de esgrima.
Durante el largo viaje en barco Diego y Bernardo aprendieron perfectamente a jugar cartas, ajedrez, hacer trucos de magia, acrobacias, dirigir el barco y también tuvieron oportunidad de hacer abundantes lecturas. Además, Diego aprendió a contar historias de miedo. También vivieron aventuras como cuando Bernardo se fue por la borda y Diego lo rescató. 
A pocos minutos de llegar a casa de Tomás ya Diego se había enamorado perdidamente de Juliana, la hija mayor de la familia Romeo, que tenía 14 años. La hija menor, Isabel, tenía 11 años y era menos agraciada pero muy astuta y se interesó por Diego. Desde el primer encuentro Tomás dio a conocer su admiración hacia José Bonaparte a quien consideraba ilustrado y sincero porque hablaba español y asistía a corridas de toros.  Dijo que Carlos IV (cuyo trono fue usurpado por José Bonaparte) demostró ser indigno descendiente de notables, que la reina era frívola y el heredero Fernando VII era un inepto en quien ni sus padres confiaban. Afirmó que éstos no merecen reinar y que, en cambio, los franceses eran modernos y con ellos España saldría del atraso. Consideraba invencible al ejército francés mientras Diego argumentaba que el español había hecho resistencia por dos años a la ocupación francesa.
Tomás de Romeu no era ni tan noble ni tan rico como quería aparentar. Su fortuna era la herencia de su fallecida esposa, que fue hija de unos burgueses de la industria de la seda pero él no supo cultivar el negocio sino gastar el dinero.
Entre los numerosos pretendientes de Juliana estaba Rafael Moncada, noble de considerable fortuna, sobrino de Eulalia de Callis quien había acogido a Regina. Moncada era muy insistente y mentiroso. Un día Diego y Bernardo lo sorprendieron haciendo creer a Juliana que le cantaba una serenata pero en realidad era otro hombre oculto detrás de un muro quien cantaba.
Uno de los asiduos visitantes de Tomás era el encargado de los asuntos de Napoleón, el caballero Roland Duchamp, conocido como el Chevalier. Era muy influyente y tenía espías para conocer los planes de sus enemigos, era embajador pero le rendían cuentas incluso los altos mandos del ejército. Tomás creía muy culto al Chevalier como para cometer las barbaridades de los militares también consideraba a Napoleón en la misma valía que Alejandro Magno. La hija de Chevalier se enamoró de Diego pero como no le gustaba trató de parecer afeminado ante ella y su padre. La joven le regaló un pañuelo a Diego él lo botó pero Bernardo lo recogió.
Diego visitaba de vez en cuando a Eulalia con quien compartía el deseo de alejar a Moncada de Juliana, ella quería para su sobrino a la hija del duque de Medina. Eulalia se encargaba del negocio del chocolate y era partidaria del regreso de Fernando VII al trono y aborrecía las reformas liberales.
Un día Bernardo descubrió a Moncada haciendo trampa en los naipes contra Orloff entonces el tramposo, al sentirse descubierto, golpeó salvajemente a su delator y Diego, con apenas 17 años, salió en defensa de su casi hermano, pidió un duelo a espadas pero Moncada, sabiendo las habilidades de Diego en esgrima, argumentó un fuerte dolor en un tobillo por lo que el duelo fue a tiros. Diego resultó herido en un brazo y le perdonó la vida a Moncada.  Esa noche asaltaron a Orloff y Bernardo se enteró de que Pelayo, un sirviente de Moncada, era el implicado.
Diego se reclutó en un grupo con disciplina militar  llamado “la justicia” al cual pertenecía Manuel Escalante. Los principios del grupo eran los mismos de la Okahué. Desde entonces Bernardo y Diego practicaron con más frecuencia actos de rescate y defensa de los desvalidos. Bernardo había rescatado de una agresión a una gitana, que trabajaba en un circo, llamada Amalia y resultó ser familia de Pelayo.  En otra ocasión los soldados de Chevalier atraparon a Amalia junto a otros inocentes, la encerraron en una mazmorra y los rescataron, haciendo creer a Chevalier que tenían cautiva a su hija, le mostraron, como evidencia, el pañuelo de ella que Bernardo había recogido de la basura. 
Amalia confirmó que Moncada había mandado a asaltar a Orloff pero el muy bandido sospechó que Pelayo le había dejado al descubierto y atacó al circo pero Diego y Bernardo, que ocasionalmente hacían actos de acrobacia, impidieron que Moncada llevara a cabo su injustificada venganza.

Barcelona 1812-1814

Diego tuvo un amorío con Amalia pero sólo en el aspecto carnal pues seguía enamorado de Juliana.
En Marzo 1812 los españoles aprobaron en Cádiz una constitución basada en los principios liberales de la revolución francesa. A finales de 1812 el ejército de 200.000 hombres de Napoleón Bonaparte fue derrotado en Rusia. La estrategia de los rusos era dejarles en ruinas el territorio conquistado y ocultar francotiradores entre los escombros. Napoleón quedó aislado luego el friísimo invierno unido al hambre se encargaron del resto. Sólo regresaron a Francia 10.000 hombres.
Moncada simuló el rescate a las hijas de Romeu de un asaltó planificado por él mismo pero Isabel, Diego y Bernardo se dieron cuenta de la farsa. Habían formado un trío justiciero pero Bernardo recibió una carta del padre Mendoza donde le informó que Rayo de Luna ha tenido un hijo suyo y que no lo bautizaría hasta que el padre de la criatura se presentase en California.
En 1814 Napoleón estaba completamente debilitado, las tropas francesas abandonaron España. Chevalier aconsejó a Tomás Romeu que se fuese al extranjero por el inminente regreso, en marzo de ese año, de Fernando VII a España pero Romeu no se marchó. El monarca, una vez repuesto, terminó con la guerrilla que tenía ya 6 años y gobernó con la constitución liberal de 1812. Siguió siendo un príncipe de pocas luces, pusilánime, mezquino, desconfiado y rodeado de aduladores.
Poco después Chevalier volvió a Francia con su hija pero fueron interceptados por guerrilleros que hirieron a Agnes en la cara quien se dedicó a la escritura con un pseudónimo masculino.  Un mes más tarde Bonaparte fue obligado a abdicar al trono de Francia,  fue deportado a la Isla de Elba, sin embargo le permitieron conservar el título de emperador. A la sublevación de España se sumó Prusia, Austria y Gran Bretaña. Al día siguiente Napoleón intentó suicidarse, en España el regocijo se torno al poco tiempo en violencia. Como el rey estaba aislado por el clero católico, las fuerzas más conservadoras de la nobleza, el ejército y la administración pública revocaron la constitución de 1812 y las reformas liberales haciendo retroceder al país en pocos meses a la época feudal. Se restauró la inquisición, más radical que antes, los privilegios de la nobleza, el clero y los militares se extremaron y la educación fue censurada. Se desencadenó una persecución despiadada de disidentes y opositores, de liberales, afrancesados y antiguos colaboradores del gobierno de José Bonaparte. Regentes, ministros y diputados fueron detenidos, 12.000 familias tuvieron que buscar refugio en el extranjero.
Eulalia de Callis ofreció ayuda a los hambrientos sin importar el bando al que pertenecían y envió familias de refugiados a Francia. Su sobrino entró al cuerpo de oficiales del ejército monárquico, católico y tradicional.
Tomás Romeu se fue entonces a un caserío que data del año 1500 en Lérida.  Diego no fue con él para colaborar con “la justicia” enviando refugiados a Francia o Inglaterra, que había combatido a Bonaparte. Se dedicó tanto que dejó el colegio de humanidades.
Moncada intentó tomar por la fuerza a Juliana y Diego la defendió. Tomás Romeu fue secuestrado y llevado a la Ciudadela. Juliana ofreció casarse con Moncada a cambio de la libertad de su padre pero en lugar de favorecerlo trató de ejecutarlo y luego se supo que había sido él quien lo denunció para que las hijas quedasen desamparadas y bajo su control. Diego pidió ayuda a Eulalia quien sólo ofreció comprar las propiedades de Romeu y facilitarles la partida a sus hijas.  Cuando Juliana reclamó a Moncada por haber denunciado a su padre éste la atacó, Diego intervino con su espada y fue Isabel, quien impidió con gran destreza que la espada de Moncada atravesara a Diego. Dejaron encerrado al atacante en la biblioteca de la casa de los Romeu con algunos alimentos y una salida secreta.

Viaje de las hijas de Romeu a California. Finales de 1814 y comienzo de 1815

Antes de partir dejaron al sirviente de Moncada la misión de entregar dos días más tarde a Eulalia las llaves y las instrucciones para sacar a su sobrino de la biblioteca, en caso de que no lo averiguase por su parte. Diego, las niñas Romeu y la cuidadora de ambas, Nuria partieron a América por el puerto Atlántico de la Coruña, ocultos bajo túnicas de peregrinos, hicieron pasar a las niñas como varones desfiguradas por la peste. Pidieron hospedaje en una cabaña y resultaron ser unos ladrones sanguinarios que intentaron abusar de las niñas. Diego las defendió y lograron huir con los caballos de los bandidos. Luego se encontraron con los gitanos Amalia y Pelayo que les ayudaron a pesar de sus creencias. Los gitanos durante muchos años fueron perseguidos por los franceses y por lo tanto eran muy  desconfiados creían en la mala suerte, que las mujeres son impuras de la cintura para abajo, las consideraban inferiores por lo tanto no pueden pasar por delante de los hombres no tocarlos porque los contaminaban, creían que siempre estaban rodeadas de espíritus que había que apaciguar con hechizos, que los muertos estaban enojados por su condición y querían vengarse. Después de pasar una temporada con ellos lograron contactar con el capitán del barco que los llevó a Barcelona para que les permitiese viajar a América en su barco “Madre de Dios”. Atravesaron por una terrible tormenta y cuando ya parecía que alcanzaron la calma, un barco pirata los secuestró.
El corsario capitán de los piratas, Jean Laffite,  se enamoró de Juliana  y, lo peor, ella también se enamoró de él. Era casado pero su esposa estaba muy enferma, vivía con el hijo pequeño de ambos y la madre de Jean. Fue ella quien hizo todo lo posible por unir a Juliana con Jean para que ella se encargase de su nieto en cuanto muriese su hija. Diego perdía lenta y  dolorosamente las esperanzas de conquistar a Juliana.
Después del ataque de los piratas el “Madre de Dios” quedó inservible, entonces sacaron todo lo que se pudo antes de que se hundiese. Diego ofreció rescate por las mujeres pero debía esperar a que su padre le enviase el dinero. Jean y su hermano Pierre eran los corsarios más temidos de aquellos años; en tierra firme eran hombres de negocio, que vendiendo todo lo robado, obtuvieron muchas tierras en Grande Isle, Luisiana. Jean había estado preso varios meses. El gobierno de Nueva Orleáns harto del contrabando, los secuestros, tráficos de esclavos y actividades ilegales de los Laffite puso precio de 500 $ a sus cabezas. Mientras que Jean puso precio de 1500$ por la cabeza del gobernador.
Nueva Orleans era uno de los principales puertos americanos por donde salía tabaco, tinta, azúcar y entraba de todo. Reina la ilegalidad, alcohol, burdeles, juego, allí la vida comienzaba al ponerse el sol.  Diego ganó dinero en un casino para pagar el rescate que debía a los piratas. Aunque las niñas habían tragado sus prendas y las recuperaron de sus heces no utilizaron ese dinero para comprar su libertad sino la de los esclavos de Laffite. Jean sólo les cobró una parte del dinero que Diego y las niñas tenían gracias a su interés por Juliana.  Al cabo de un tiempo murió la esposa de Jean y se casó con Juliana. Esto destrozó el corazón de Diego.

Primavera de 1815

Diego, Isabel y Nuria se embarcaron en una goleta en el puerto de Nueva Orleans con destino a California. Al llegar Bernardo los aguardaba con varios caballos desde hacía una semana gracias al mensaje telepático que recibió de su “hermano” Diego. Bernardo les indicó que fuesen a la misión de San Gabriel. Los campos del padre Mendoza estaban llenos de maleza, los techos con pocas tejas, todo lucía bastante abandonado.
El padre Mendoza le dio la mala noticia de que los padres de Diego se habían separado 5 años atrás, cuando Diego partió a España. Su madre se había regresado a la tribu y ahora usaba su nombre indígena nuevamente, Toypurnia. Alejandro de la Vega estaba triste pero enfadado con ella, no quería saber nada de ella. Se dedicó a la hacienda y sus negocios pero dejó su cargo de alcalde.
Rafael Moncada por su parte, tenía el cargo de plenipotenciario del rey Fernando VII, su poder era superior al del gobernador y jefe militar de la plaza.
Los miembros de la tribu eran perseguidos por Moncada así que llevaban una vida nómada y por ello no tenían plantaciones como antes.  Le entregaron a Diego un hermoso corcel negro que era el animal totémico que Bernardo había encontrado durante su ritual de iniciación.
Poco antes de la llegada de Diego, Moncada había confiscado la hacienda de los De La Vega para convertirla en residencia y cuartel,  arrestó a Alejandro acusándolo de insurrección para independizar California del reino español. Alejandro estaba recluido en la prisión de El Diablo. Por otra parte, le negaba recursos al padre Mendoza y le quitaba ayudantes para trabajar la tierra, sólo le dejaba ancianos, mujeres y niños. Utilizaba a los indios jóvenes y fuertes para el negocio de las perlas que eran consideradas de más valor que el oro y la plata. Moncada y Carlos Alcázar, jefe de la prisión El Diablo, se enriquecieron sin medida explotando los bancos de ostras de la zona norte, cerca de los Ángeles.  No le permitían la entrada al padre Mendoza a la cárcel para que no visitara a De La Vega, quien ya estaba débil, anciano y lo tenían en muy malas condiciones; era el único blanco en la cárcel. Diego no podía perder tiempo en ir a México a hablar con el virrey para mediar por su padre y el gobernador argumentó no tener poder sobre Moncada. El encuentro con García fue emotivo y se manifestó a favor de Alejandro pero Moncada lo amonestó por eso.
Diego y Bernardo, que para entonces tenían 20 años, debían resolver esta situación con las triquiñuelas y la habilidad del Zorro. Espiaron a Moncada a través de los pasadizos de la hacienda y allí juró defender los principios del Okahué: honor, justicia, respeto, dignidad y valor para defender a los débiles y luchar por la justicia. 
Bernardo se enteró de que un nuevo cura visitaría la prisión, Diego aprovechó la oportunidad para hacerse pasar por el nuevo padre, se disfrazó con un hábito viejo del padre Mendoza, cabellos de su abuela Lechuza Blanca y los lentes de Nuria. En el camino se encontraron con una chica que solía ir a visitar a los presos, en su compañía los soldados permitieron fácilmente el acceso. Esta chica era prima de Carlos Alcázar y por lo tanto tenía influencia entre los soldados. Un indio ciego le acompañó a la prisión pero el indio se dio cuenta que el olor de Diego era de cola de pegar y pelo de indio, Diego le pidió ayuda y le puso en la mano las plumas de Lechuza Blanca entonces el indio ciego lo llevó donde Alejandro que estaba muy deprimido y maltratado. Diego llevaba debajo de la túnica de monje el disfraz de Zorro y dentro de una cruz la espada, después de la cena simularon un incendio en la prisión. Bernardo le apoyó desde afuera con bombas, cuerdas y caballos, entre ellos a Tornado. Entre los tres  consiguieron una salida que daba hacia un sitio sagrado de los indios. Rescataron a Alejandro y lo llevaron a la aldea de Lechuza Blanca donde recibió todos los cuidados necesarios para restablecer su salud.
Moncada sospechó que Diego había liberado a Alejandro y que era el Zorro, lo hizo prisionero en su propia hacienda, en un cuarto sin ventanas, piso de tierra y paredes de adobe durante 2 días y medio, el mismo tiempo que pasó Moncada en la que fue la casa de Thomas Romeu. Cuando Moncada interrogó a Diego acerca de la huida de los presos pasó Isabel disfrazada de Zorro y los soldados fueron a capturarlo. Con Diego quedó un sólo soldado que Bernardo sometió rápidamente haciéndose pasar por Zorro también. Moncada envió a capturar al padre Mendoza y a Isabel pero Zorro salió del pasadizo secreto y atacó a Moncada, los soldados intervinieron torpemente, como en la película, a uno de ellos se le escapó una bala que rozó a Moncada. García colaboraba con la justicia haciendo su labor de forma torpe y lenta entonces Zorro obligó a Moncada a sentarse y a leer en voz alta un documento donde confesaba haber incitado a los colonos a rebelarse contra el rey y declarar independiente a California. Esa traición se pagaba con la muerte, además la familia del acusado perdía sus bienes y el honor. Además en el documento confesaba la explotación desmedida de las perlas y la esclavización de los indios. Le obligó a firmarlo y le talló una Z de Zorro en el cuello debajo de la oreja izquierda. Un rugido de dolor y de ira escapó del pecho de Moncada. Zorro también obligó a García a firmar como testigo, quien lo hizo con una sonrisa, selló el documento con el lacre de Moncada y Zorro se lo guardó en el cinturón. Además le obligó a que tomase un barco dentro de 2 días y se fuese de California de lo contrario presentaría la carta a los tribunales. Zorro se marchó con un lote de perlas. Moncada y García llamaron a los soldados pero se alistaron muy lentamente y Zorro tuvo tiempo de escapar. Dos días más tarde Moncada se embarcó en la nave Santa Lucía acompañado de cerca por Diego, Isabel y el padre Moncada para disfrutar de ese momento y asegurarse de que se marchaba. Diego para regodearse en su triunfo le preguntó a Moncada ¿Por qué se va tan pronto? … ¿Y esa herida en el cuello? Realmente disfrutó la cara de impotencia que mostraba Moncada a su partida.
Diego enseguida aclaró la situación legal de su padre, hizo arreglos en la hacienda para el regreso de sus legítimos dueños y preparar el pasadizo secreto como la guarida del Zorro. Diego se sorprendió gratamente cuando confirmó que fue Isabel la que apareció disfrazada de Zorro durante el interrogatorio que Moncada le hizo.
La muchacha le había seguido cuando Diego y Bernardo fueron a la cueva la primera noche que desembarcó en California. Les espió durante el juramento en la cueva, cuando Diego y Bernardo acordaron que Bernardo se disfrazaría de Zorro cuando fuese necesario. Nuria ayudó a hacer el traje.  Los tres Zorros formaron un círculo dentro de la antigua Rueda Mágica de los indios que habían trazado con piedras durante la infancia. Con un cuchillo se hicieron un corte en la mano izquierda, entonces exclamaron  al unísono ¡Por la Justicia! mientras la sangre goteaba al centro del círculo y del fondo de la tierra surgió una luz incandescente que bailó en el aire durante varios segundos. Era la señal del Okahué prometida por la abuela Lechuza Blanca.

Alta California 1840

La cronista de la historia es Isabel; escribió este relato 30 años después de conocer a Diego en 1810.
Los padres de Diego habían hecho buena amistad mientras Alejandro estuvo recuperando su salud en la tribu pero ese año murió Toypurnia en su tribu. Alejandro y el padre Mendoza murieron el año 1831 durante la epidemia de influenza.  Bernardo crió varios hijos y administró bien la hacienda de los De La Vega, ha multiplicado su fortuna y la de Diego quien sigue ocupado en hacer justicia.   
A pesar de la colaboración que Laffite prestó a los americanos éstos arrasaron con el imperio Laffite en Grande Isle, Luisiana, entonces Jean se compró un rancho en Texas, se cambió el nombre y se fue con Juliana y su familia compuesta por el hijo mayor de Jean y los 7 hijos y 4 nietos de ambos. Continuaban amándose como al principio.
A Carlos Alcázar lo despacharon a tiros en una taberna de San Diego poco después del encuentro con Zorro. Según se dice fueron matones a sueldo contratados por Moncada cuando supo que Alcázar le hacía trampa en el negocio de las perlas. A la muerte de Alcázar, Zorro se aventuró a cortejar a Lolita, que años antes se interesaba por él, estuvieron casados por 2 años pero ella murió al caerse de un caballo. Años después Diego se casó con Esperanza quien también murió trágicamente. A Zorro se le cayó el cabello por los años mientras Isabel, sólo se le veían algunas arruguitas y algunas cicatrices por la lucha a favor de la justicia. Diego había pretendido casarse con Isabel cada vez que le fallaba alguna de sus novias o se quedaba viudo pero, aunque Isabel continuaba enamorada de él, se negaba al casamiento por temor a morir como las anteriores.  Cuando otro Zorro le sustituya quizás se podrían casar.